jueves, 18 de mayo de 2017

EL DOLOR


Como cualquier otro sentimiento no se cura evadiéndolo, es necesario dar los espacios para sentirlo, para dejarlo estar. A veces el dolor que causa una pérdida, se mezcla con dolores viejos que no se recuerdan conscientemente, ni se tiene presente su origen, dolores de abandonos pasados, de asuntos inconclusos, de heridas no sanadas. Llorar es una forma de desahogo indispensable en el proceso de curar la tristeza. Hay que permitirse llorar cada vez que se desea, todo el tiempo que se quiera, cuantas veces se quiera, algún día, de manera espontánea y natural, se acabarán las ganas de llorar.

Otras formas de contactar con el dolor:
→ Escribir poemas, escribir el dolor o escribir a quién se creé que causó el daño.
→ Crear una pintura o realizar cualquier otra actividad relacionada con el arte.
→ Buscar el contacto con la naturaleza.
→ Meditar, contactar con lo más profundo de sí mismo (a), y encontrar tesoros inimaginables. → Buscar consuelo en ese ser superior al que alguna vez se haya recurrido.

La ira.

Hay creencias erróneas de que la ira es mala, esto hace difícil reconocerla, aceptarla como propia, enfrentarla y manejarla, lo más común es negarla o reprimirla. La ira reprimida tiende a somatizarse causando enfermedades tales como insomnio, ansiedad, amargura y hasta depresión.

Algunas maneras sanas de manejarla;
● Expresar con libertad “todos los sentimientos” a través de cartas, no importando a quién se les dirija, posteriormente hay que quemar o romper.
● En lugar de agredir verbalmente o golpear a las personas, golpear un cojín, patear un balón o un colchón.
● Salir a correr, subir y bajar escaleras.
● Darse un baño.
● Gritar fuerte al aire.
● Hacer respiraciones profundas.

Cuando se siente ira, se produce un fuerte desequilibrio bioquímico en el cuerpo y nuestros sistemas trabajan a marchas forzadas, por eso necesitamos hacer movimientos fuertes con el cuerpo para metabolizar esos químicos y volver al equilibrio. De otra manera los efectos repercutirán seriamente en la salud.

La culpa.

La culpa nos hace sentir indignos o avergonzados. Esta, como todos los sentimientos, tiene una utilidad; llevamos a reconocer que hemos actuado de forma equivocada y que debemos hacer cambios en actitudes y comportamientos por lo que se debe dejar ir, perdonarse así mismo y\ o perdonar a aquellos a quienes se culpa por la pérdida.

Algunas formas para superarla:

Ѱ Grabar en un casete el diálogo interno que constantemente está molestando, como “hubiera hecho esto....”, “debí haberle dicho....”. Etc. Procurar que la grabación dure como mínimo 15 minutos, sin importar que se repitan varias las mismas expresiones. Luego, durante algunos días, escuchar diariamente esta grabación. Es mejor si se hace varias veces al día, hasta que llegue el momento en que se estará harto (a) de oírla. Cuando se haya superado la emoción, simplemente tirar o desechar la grabación.

Ѱ Elegir un símbolo que represente la culpa, tal vez una piedra, una rama espinosa, un erizo o cualquier cosa en que se perciba. Después, cargar el símbolo a donde quiera que se vaya, igual que la culpa, no soltar, ni siquiera para dormir o bañarse. Al sentir que ya es suficiente, dejarla ir. Quizá se quiera enterrar, quemar, tirar al mar o simplemente tirar.